sábado, 6 de febrero de 2010

El día que le ganamos a Vélez, por Ezequiel P


En el instituto Belgrano los días lunes y jueves bajábamos de los sectores a entrenar. Éramos un grupo de ocho pibes.

Un día cualquiera el señor que nos veía entrenar nos dijo que la semana próxima íbamos a jugar un partido contra el club Vélez Sarsfield. Lo primero que pensamos es que al menos íbamos a salir un rato.

En el grupo estaba Brian C, que jugaba de delantero y era del Barrio Illia del bajo Flores y Matías M, defensor que era de Isla Maciel. Al pibe que atajaba no le dieron permiso para salir. El profesor ubicó a un pibe que atajaba y ya le habían dado la libertad, y vino a hacernos el aguante en el arco. También jugaba yo, y dos pibes más de los que no me acuerdo el nombre.

Llegó el sábado tan esperado. Nos llevaron a la mañana en la camioneta del instituto. Nos dijeron que Vélez era un rival complicado pero nosotros nos teníamos fe.

Cuando llegamos nos cambiamos. Nos pusimos una camiseta azul y blanca. Nuestro entrenador hizo una presentación con los chicos de Vélez en una ronda. El ligar era techado y tenía tres canchas de pasto sintético.

El partido arrancó complicado. Ellos nos ganaban 3 a 0. Encima el primero fue un gol en contra. En una de las canchas de al lado había un grupo de chicas que jugaban al jockey. Ellas fueron las culpables del gol en contra porque el arquero las estaba mirando cuando Matías, el de Isla Maciel, le dio el pase atrás y la pelota se terminó metiendo.

Lo mejor del equipo fue la defensa. El técnico hizo unos cambios para que no nos cansemos. Jugamos dos tiempos de 25 minutos y terminamos ganando 12 a 6.

El árbitro fue un de los coordinadores de una organización que organiza campeonatos de Futsal.

Cuando se terminó el partido el entrenador de Vélez se me acercó a saludarme y me preguntó cuánto tiempo me quedaba en el instituto, que para cuando salga podía tener una oportunidad en el club.

Esto ocurrió hace cuatro meses. Ahora me trasladaron al Agote y estoy esperando salir para poder tener esa oportunidad.

lunes, 1 de febrero de 2010

En el Agote no todo es cumbia, por Cristofer R


La primera vez que escuché a Sandro fue cuando tenía 5 años. A lo primero no me gustaba, cuando mi mamá lo ponía yo me iba a jugar afuera con mi primo a las bolitas. Después fui creciendo y ya miraba las películas de Sandro con mi mamá a la tarde. No nos perdíamos ni una película. El tema que más me gusta es el que le dedica a su madre.
El día de su muerte me enteré por los medios. Me puse re triste porque para mi fue un grande y lo va a seguir siendo esté o no.