martes, 10 de febrero de 2009

Reinvindicación de la inseguridad. (Manifiesto de un "pibe chorro"), por César G

Me llamo César Gabriel G y decidí hacer esta carta para reivindicar la sensación de inseguridad con la que vive la sociedad Argentina y porque digo esto; porque no va a dejar de haber robos y muertes mientras palabras como exclusión y desigualdad sean ajenas al intelecto de la mayoría. Yo que nací y me críe en una villa y actualmente me encuentro privado de mi libertad en el penal de Ezeiza, puedo dar fiel testimonio de eso. Puedo empezar hablando de mi impotencia cuando escucho al periodismo hablar sin tolerancia alguna de la situación de los menores que cometen “delitos”, como alegando que éstos llegan a tal instancia por propia decisión y porque robar genera algún tipo de placer, pero son pocos los que se preguntan que historia hay atrás de cada pibe que roba, es decir que todos miran el efecto y nadie reflexiona la causa.
La respuesta que sale siempre a este planteo, es que la manera con la que se solucionaría el problema de la inseguridad, es condenando al castigo carcelario cada vez a más temprana edad, con años de sentencia “ejemplares”, para que una vez adentro el pibe chorro pueda regenerarse y cuando llegue el momento adecuado se reinserte en la sociedad y sea un esclavo…perdón un trabajador más como todos. Y aquí otro punto donde me detengo; la cárcel no sirve para nada. Aquí donde el tiempo es lento y espeso como una humedad desgarradora y la vida se resume a una celda, al recuento y comida de perros, lo único que se respira es un dolor sin fronteras y un resentimiento eterno a todo lo que sea orden y poder. Pretenden que “cambiemos” dejándonos masacrar de autoritarismo esas ganas de cambiar que aunque no lo crean tienen en el fondo todos los que estamos encerrados. Pero como diariamente la policía nos tortura sin clemencia, la esperanza de una vida mejor, la mayoría ya sabe que el destino no es otro que una cárcel, la bala policial o el cementerio temprano.
En mi caso en particular puedo decir que ya llevo cuatro años preso y que al momento de mi detención tenía apenas dieciséis años recién cumplidos. Es decir era “un pibe chorro” más, y al igual que la mayoría de los que esta acá crecí en el hambre, en la pobreza y bajo el techo de chapa, sin una ayuda para proyectar los sueños de niño y con la contención de una familia quebrada. Pero a pesar de todo eso me esforcé para tomar con ganas las escasas herramientas de esperanza que hay acá y así fue como pude terminar la secundaria como así numerosos talleres de perfeccionamiento laboral. Logré darme cuenta como gira este mundo de que me apartaron y sentir unas ciegas ganas de luchar por los olvidados de esta sociedad a través del descubrimiento de mi pasión por la escritura. Pero todos estas cosas no son requisitos necesarios para mi tribunal (El Tribunal Oficial Nº 3 de San Martín) ya que fui a juicio y me condenó como a un mayor de edad y todo el tiempo como hace todo “el sistema injudicial” con aquellos que quieren un futuro mejor, me pone palos en las ruedas para que la justicia que doctrinan me haga bajar los brazos y hacerme creer como hace con todos los presos, que mi destino es la cárcel, una bala policial o el cementerio temprano.

2 comentarios:

  1. Mi nombre es Lucía.
    César. Agradezco tu valor de ser conciente y querer hacerlo llegar a quien se interese por verlo.
    Nahuel y Santiago. Agradezco también la iniciativa del blog, hermosa propuesta.
    De mi parte, propongo difundirlo.
    Saludos.

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  2. Cesar, que lindo lo que pones, y que lindo escribís!!! seguí adelante siempre, siempre...
    Y acodarte de aprovechar allí adentro la educación que te va dar herramientas fabulosas... Yo soy profe en Contextos de encierro y creo en todos ustedes, en que pueden tener un mañana mejor gracias a la educación!!! Te dejo esta frase de los Redondos: " cuando la noche es más oscura, se viene el día en tu corazón"!!!!

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